Hay una nociva y prescriptiva corriente de discurso basada en “cuéntale tus fantasías” o, peor aún, “haz realidad tus fantasías”. Como si una fantasía, por el hecho de transcurrir en el imaginario, no fuera real o lo fuera menos. No fuera muy satisfactoria o lo fuera menos.
En mi opinión, este discurso tiene un tufillo similar a ese otro sobre masturbación y follar, según el cual, masturbarse es menos, o es “de segunda” mientras que lo verdaderamente importante, lo “de primera”, es follar.
En realidad creo que es un mismo tipo de discurso. Un discurso empeñado en la nece(si)dad de jerarquizar experiencias, prácticas y deseos, estableciendo lo que es “de primera” y “de segunda”.
Puestos a jerarquizar, diría que estos discursos son “de segunda” (o tercera) pese a que, lamentablemente, casi siempre estén situados en primera línea.
(Pub. en el facebook de Samuel Díez, 16 de febrero de 2013)
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