En sexología no hay discapacidades sino identidades

En el hecho de ser sexuado radica toda la potencialidad de ser hombre y de ser mujer. Potencialidad que no debe (¡no puede!) depender de las APTITUDES o funcionalidades de los sujetos bajo un prisma de practicidad o utilidad.

Cuando se habla de los individuos llamados con discapacidad rápidamente aparecen las aptitudes o funcionalidades y, casi siempre, la falta de ellas. Capacidades y funcionalidades para realizar con éxito algunas tareas o actividades, siendo éstas susceptibles de desarrollarse con unos conocimientos, prácticas y destrezas determinadas. Ahora bien, ser hombre y ser mujer, independientemente de los adjetivos asignados y al contrario de lo que se suele decir, no va asociado a las aptitudes ni a las capacidades sino a la su propia existencia. No hay un hombre más hombre que otro, ni una mujer más mujer que otra porque hombre y mujer se es.

Por ese motivo en Sexología dejamos de lado las aptitudes y preferimos centrarnos en las ACTITUDES. Actitudes que (de)mostramos quienes estamos cerca, acompañando, conviviendo o sencillamente coincidiendo con hombres y mujeres adjetivadas como «con discapacidad», que son de muy diverso tipo pero que muchas veces no resultan muy acertadas. Por ejemplo, cuando se circunscriben a aspectos de la Erótica, se tiende a construir (y con ello estigmatizar) a estos hombres y mujeres como ángeles o como demonios.

En ambos casos vemos que es la actitud de PROHIBICIÓN la que se repite como telón de fondo. Donde la dimensión erótica se llega a entender como algo feo, sucio, a evitar o simplemente como algo que se obvia y se invisibiliza.

Su inversa (aparentemente), la actitud de PERMISO o tolerancia (como gusta decir más), se convierte en el modo más patente de reafirmar dicha prohibición. Esto puede causar incluso más daño ya que la actitud de permisividad flota sobre las aguas de la prohibición, se nutre de ella disfrazándola de modernidad.

En cambio, la actitud de CULTIVO exige una individualización prioritaria y consiste en trabajar la forma de ver, sentir y vivir el hecho de ser sexuado con todas sus implicaciones y consecuencias. No como algo prohibido, ni tan siquiera permitido, sino como un hecho que vale la pena admitir, comprender, potenciar, suscitar, promocionar, compartir y, en definitiva, cultivar.

(Pub. en facebook del Instituto de Sexología Incisex, 9 de Marzo de 2013, por Antonio Cubillo Herraiz y Samuel Díez Arrese)

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Acerca de Samuel Díez Arrese

Profesor del Máster en Sexología del Instituto de Sexología Incisex y la Universidad de Alcalá de Henares. Co-coordinador del programa de Sexología Avanzada. Blog: https://sexologiaenredessociales.wordpress.com/
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